La oscura habitación como escenario, ni una lenteja de luz por el cansancio; millones de dedos explicándote y acompañando con frenesí cada palabra que en la cara te estampo, tantísimas cosas que decirte para cerrarte la boca de una vez por todas...
Tanto rencor acumulado de alguna forma tenía que disiparse. Tantísimas contraversia, especulaciones, dependencias tenían que encontrarse en algún límite. Ahora siento que por fin he pinchado ese globo que crecía de forma exponencial entre mi pecho y mi espalda.
Siempre me gustó la originalidad de tus mensajes, tu simbolismo. De tanto en tanto entro aquí a dejarme llevar por tus palabras. Es un esparcimiento... ¿o me estaré enviciando? Un abrazo.
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