martes, 4 de mayo de 2010

Acostumbrarse a yacer

Arrancas sonrisas y difundes la ética del poeta perverso. Dices verde o morado, los ojos de los niños estorbando. Talentos inexplotables regurgitando en cada intervalo volado y cuentos de tarde que le quitarían el sueño a la bestia que nace dentro.
La estupidez te comía el cráneo y yo no sabía como alumbrarte los veranos. No apliqué para ti las leyes de la lógica y te hice inmune en mis pensamientos siguiendo caminos que se enredan. Entre tus dedos caminaban mis palabras haciendo círculos con ejes paralelos, olías a pensamientos frescos y vida, tus miradas comían sédalos muy lento. Coserte y anclar en ti ballestas me entretiene demasiado...








En vez de la rama, me acompaña el pájaro...











1 comentario:

nada estomagante