Mujer… que yo te besé muy roja en la boca, que yo escarbé tus pechos y bebí de tus aguas; mujer, solo tú me arrancas la vida si me niegas la estancia. Yo solo quiero de tu boca alimentarme, y que mi espalda recorras mientras me pinto los labios; que los pies me busques para calentar con tus manos, que me desabroches con dulzura el pantalón, la delicadeza con la que el sujetador no me quitaste; mujer que con tus labios te arrastras por mi ombligo y a la lengua desatas con designios inescrutables, bésame otra vez…
Dios cuando recuerdo tu melena en mi vientre deshaciéndome la noche y engatusando hasta a las cortinas con tu aroma a recién destetado… dios, qué de texturas echo de menos en ti… tus manos si eran suaves y no las del más fino de los hombres.
Dios cuando recuerdo tu melena en mi vientre deshaciéndome la noche y engatusando hasta a las cortinas con tu aroma a recién destetado… dios, qué de texturas echo de menos en ti… tus manos si eran suaves y no las del más fino de los hombres.
Hay poco que hacer contra las manos de una mujer...
ResponderEliminarUn fuerte abrazo desde el Otro Lado
Estoy con Borja y añado: qué buena manera de comenzar el horario de verano.
ResponderEliminarBesos
P.S. Gracias por el comentario y lo del "estilazo" :-) Lo mismo digo.
se vuelve deliciosa la sensibilidad de compartir dulzura y complicidad, saludes
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