viernes, 12 de diciembre de 2008

Cuando hace frío la mayoría de las cosas van más deprisa o llegan antes, me refiero a las casualidades. Me encanta que haga frío

Y sin duda la mejor hora de café fue aquella, adobada con tu especial observación dirigida a llenar eso que dije que tanto me solía llenar, no hace falta que intentes hacer rebosar el vaso, ya esta mas que lleno no intentes seguir llenándome por que me vuelvo poquita cosa… sigo queriendo acompañar una cena con ese tipo de conversaciones, sigo queriendo no expresar nada que no sea indiferencia o m castigaré por insensata.
Utilizo la ambigüedad no por falta de recursos sino porque así me puedo refugiar en el doble sentido y la aparente sinlógica que adoptan a veces mis melodramáticas afirmaciones. Acepto la práctica por querer faltar a la teoría que hace que la sumisión parezca un mero rito cultural. El panorama se tinta cada día d un color mas cercano al fucsia, pasan las semanas y sigo pensando que lo quiero intentar, pienso que lo intentaré pero en el fondo se que lo que quiero es que lo intente por mi… siempre igual, siempre me quito de en medio, siempre apuesto por la carrera mas predecible, por el galgo más flaco, por la cucharada más pequeña… hoy mis sueños fueron incongruentes, todos aquellos bichitos dorados que no paraban d moverse me sacaban de quicio, me he levantado con calor como siempre pero cuando he salido de la cama me ha abrazado mordazmente el frío que acompaña a estos días de casi invierno. Si no arriesgo, no es por falta valentía, no soy una cobarde señores, se que no lo soy, simplemente no quiero un chasco antes de tiempo, quiero hacer las cosas bien y que la próxima vez se amolde el rito a la creencia… es el miedo a la desilusión el que me fatiga, el que hace que me pesen los hombros bajo el peso infinito de una respuesta no obtenida sin pregunta formulada…

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