lunes, 7 de noviembre de 2011

como si fuera agosto

Podían haber pasado años antes de que te percataras, porque te centrabas demasiado en parecer normal en mitad de un mar de excentricidades. Aquel otoño hasta comprendiste la metáfora aquella del árbol que cae en el bosque y no hace ruido y muchas de esas chorradas que te enseñan de pequeño en cursos extraescolares que abandonas a la semana y pico.
Las alfombras voladoras se adueñaron del salón en verano y en octubre ya reunían puntos suficientes en el carnet de conducir para alarmar a un regimiento completo de presos. Y es que tú sonreías directamente al calabozo, con las manos entrecruzadas en el torso y un pie apoyado sobre una columna de mármol.

como si fuera agosto

miércoles, 2 de noviembre de 2011

retrasos en la conciencia


Planeabamos, rescate en avioneta a 200 por hora y ritmo de reloj marcado. Nos estrellamos rápido y a posta y luego fuimos dejando las piezas paulatinamente en un desguace de 3x2; dejando litros y litros de aceite desparramados por el camino, manchábamos hasta por los ojos, y cada centímetro de nuestra piel lloraba aceite caliente y turbio. Fuimos acercando el hocico despuès de huir un par de veces por las chispas que saltaban. Empezamos a oler, empezamos a escuchar, tocar hablar; como el despertar de un sueño y ya si era vida y no lo de antes... a medio minuto del extasis y doce centímetros al oeste de tu clavícula, el hueco justo de tres dedos, el cenicero perfecto me hace esclava a voz bajada de los susurros de cama.

lunes, 3 de octubre de 2011

retales mentales


Me has llegado a ver de todas las maneras posibles; despidiéndote, desnudándome, sonriéndote. Me has despedido de mil maneras diferentes. Con la mano, boca a boca o a puñetazos sin palabras, sólo con los ojos, con las manos, sin la boca y a guantazos….
Me has desnudado en los lugares más recónditos del alma, en las esquinas, en los tropeles, en cada avenida con la mirada, en casas deshabitadas, cuarteles y entre la retama.
Me has sonreído con tus 17 sonrisas diferentes y hasta me hiciste crear una risa solo para tus noches de cosquillas nocturnas a voz bajada y entre susurros camuflados de cachorro
















porque aunque faltes siempre apareces

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Estuvo sentada en una terraza durante media hora tomando café y escribiendo letras mayúsculas sobre un pentagrama, de lejos me parecía verla haciendo crucigramas hasta que le pregunté por su vicio y me contestó con aquello de que para que pintar los floreros con pinceles rústicos chinos. Yo me quedé parada y asentí con disimulo a un ritual medio macabra de ritos gástricos en tarros de cristal.

Podría haber pasado cualquier cosa, como el roce de los elefantes con sus orejas, o una hormiga por el dedo gordo, cuerpo a cuerpo en la mitad de la nada de tu pie. Podrían haber sonado campanas lejanas de desesperación al mismo ritmo que derribábamos trozos del epitelio de la vida y de las membranas acuosas de los sentimientos. Podríamos haber derretido hielo con solo mirarlo porque ardíamos en fuego vivo. A veces parecía cosa de brujas encontrarse en mitad de la nada, o ese rumor cercano a tu perímetro de seguridad latente cuando te me acercabas demasiado. Era curioso que cada centímetro pudiera contar tanto, como una especie de parquímetro rojo de esos de la hora, parecía que esperabas a que pasará en el minuto exacto en el lugar preciso. Era frecuente, cada vez más frecuente recorrer rutas cercanas preestablecidas y casi sin ningún rumbo aparente. Era ambigua la vida y nada parecía cosa de casualidad...

lunes, 19 de septiembre de 2011

retenciones mentales


La mañana de un cálido día de marzo me levantaste a lengüetazos con sabor a menta. Llevabas toda la noche despierta al parecer y sin sueño y con una sonrisa de oreja a oreja ya me preguntabas que quería para comer.
Te echaste en la cama y empezaste a contar las cuentas del collar que tanto te gustaba, ensimismada y casi por inercia me hiciste levantar para que cogiera una caja de la estantería de al lado de la ventana; allí había una pulsera, con su pertinente historia como todo lo que había en tu casa. Y me la regalaste y me pareció que caíste en la más honda de las nostalgias existentes.

Desde aquel momento, desde aquella mañana rasa, la casa empezó a oler diferente, se me antojó que se confundían las brisas cálidas de primavera con el olor a horno encendido y rechamuscao de la cocina.

Cuando salíamos a la calle ya no querías cogerme de la mano, evadías las preguntas con respuestas fraudulentas, aquellas que para ti tenían respuesta si/no tú contestabas no sabe/ no responde.
Íbamos a zapaterías antiguas de los años setenta, de todo en liquidación y mitad de precio y comprábamos zapatos grandes de números primos impares.
La comida empezó a resultarme 3 grados más caliente de lo habitual y es que habías cambiado el horno a grados Fahrenheit y aún no atinabas demasiado con eso de los decimales...

Todo empezó a parecerme descontextualizado, equivocado o exaltante, porque cuando me descuidaba el jardín se llenaba de topos que tu traías desde el noroeste de la península solo para mi... aunque sabías que los detestaba. Pero aun así, me demostrabas que lo que cuenta es la intención, el esfuerzo y la alegría. Decías constantemente la palabra alegría pero de tus cuencas semilíquidas ya no brotaba a borbotones la risa y tú escondías a hurtadillas en la despensa algo para que no lo viera, para que no descubriera que lo de la comida, no era sal seca sino todas tus salmueras...

domingo, 4 de septiembre de 2011

Me vendiste una bici a precio de comida para perro. Me oscureciste el gesto con tan solo ocho palabras necias y a veces cuando sonreias podía leer entrelíneas más de la cuenta.
Recibiste tantos aplausos a los doce que con veintitantos ya te dolían las palmas y andabas cabizbajo subiendo la cuesta de camino a casa mientras yo te observaba desde la distancia. Creía que todos retos de confusión mental a los que me sometías eran solo un juego en el que tú eras cascarón de huevo porque siempre hacías lo que querías y encima te llevabas el premio.

viernes, 12 de agosto de 2011

recibos


Y llegó el momento en que lo pensaste fríamente. ¿Realmente querías esperarle con un moño por las noches y encenderle la luz de la entrada para que no tropezará con los muebles y las esquinas?
Dime, ¿merecía la pena quererle de esa estúpida manera, con el rimel puesto hasta las dos de la mañana bañándote las ojerás en alcohol de pepino?

Tú mirada era de lunes a jueves más triste que un día nublado en un crematorio de mariposas, escondías arañazos de gatos monteses en los brazos y escote, habías olvidado el sonido de tu propia risa...

Dejaste de recibir mensajes de tus amigas dos meses después de conocerle, cuando te mudaste a aquel ático con vistas al desgüace de los sueños. Y a veces por las noches mirando por el cristal casi opaco te preguntabas si realmente aquello era vida, si no merecías algo más que dosis ingentes de cariño privado y exclusivo, sino eras algo más que la propia carcelera de tus miedos, castigos e ilusiones...

viernes, 8 de julio de 2011

buya

No sé que me sorprendía más, si pillarme los dedos cuando apostaba por él o que cada vez que no lo hacía aparecía inmersa en un mar de tinieblas y pesadillas.
Pero no era fácil acostumbrarse a las contradicciones, renegar de los puñetazos a destajo o escuchar anonadada historias del inframundo

domingo, 26 de junio de 2011

Tengo una duda que no me deja dormir por las noches...

Me hallo en mi subsistir doméstico a base de coca cola con hielo y me sale barato recibir contestaciones de mi subconsciente, solo que ahora no parecen bofetadas de parte de mi ego.

Y sólo porque cada vez que venías a casa salía olor a yerba por la ventana, el fuego parecía de hielo o de porcelana china de alta gama y tus zapatos manchaban el suelo, daba igual si estaba recien fregado, y es que tus pies manchaban de negro el pavimento aunque te los lavaras... pies negros, manos grandes y corazón caliente. En seis palabras te resumo, y alguna más que necesito para confesarme adicta de muerte a tus senderos a oscuras...

Pudo saberme mejor o peor que llegarás aquella noche a las tantas y me despertaras con esas explicaciones baratas, pero daba igual luego cuando desaparecías y me paseaba por la casa recogiendo tus enseres olvidados, esperando con cara de pena que volvieras a buscarlos y a encederme de nuevo el alma a chispazos hasta hacer hervir la escena.

miércoles, 22 de junio de 2011

mirando por la ventana


Recordó entonces el ruido de la cinta de la persiana con el viento y lo mucho que se parecía a las alas de un murciélago frenético. Recordó los mimos en la ventana y al paciente italoamericano que se paseaba por el pasillo largo de la unidad de quemados.
Fueron los meses más intensos de su vida, cuando se distraía aparecía inmersa en un océano de casualidades inequívocas, tras la meseta del desenfreno.

martes, 21 de junio de 2011

Maneras excesivas

Quizás debería haberte gritado en el momento en que entrando de frente te veo venir más que ebrio y yo más sobria, y me cuentas que si estos y que si aquello. Debería haberte mandando a tomar por culo a voz en grito y haberme marchado a beberme a sorbos la pena en mitad de la vida; podría haber fingido que la alegría y la monotonía y que los paseos y los respiros y aquí no ha pasado nada... pero pasó y le saludé y mi único gesto válido fue un levantamiento cortes de la ceja izquierda. Para pasar a la calma tras el más absoluto desconcierto, al escuchar que si las apuestas y las carteras, bastó permitir acceso a ríos de pena desembocando en el mar amargura hasta la mañana, después del ruido de un millar de pájaros.

Para sentirlo, basta con vivirlo, exteriorizarlo no vale de nada, son solo palabras al aire que flotan en círculos concéntricos al eje superior de tu bandera...
Y la verdad, nunca vas a saber la cantidad de susurros que escucha la almohada cuando faltas, ni las toneladas de besos enlatados que aún conservo en mi memoria, o ese presentimiento raro de cuando estás cerca, ni lo de que la luna reflejaba en tu ventana los martes de mitad de mes a las 3 y media de la madrugada, cuando terminabamos de juerga y solo quedaban fuerzas para ti y para mi... pero ya nunca porque ya no me vas a ver,ni te vas a reir y si hay que querer que sea desde lejos, cuanto más, mejor.

domingo, 19 de junio de 2011

errores precoces


No dependía de mi, ni de las implicaciones de mi mente en asuntos corruptos. Casi sin darme cuenta empecé a meter las piernas en el fango y cuanto más me adentraba más me preocupaba por salir pero sin llegar a ver el momento de decidir regresar a la orilla. Empezaron a cobrar importancia los pequeños gestos y andar a gatas no suponía ningún esfuerzo si luego aparecías tu con excusas baratas para acallar un regimiento de mariposas en celo

domingo, 12 de junio de 2011

Pieles de cordero

Por eso nos tapábamos, con pieles de cordero degollado por las noches y nos gustaba. Y nos gustaba no compartir ni un solo gemido ni suspiro; y jamás tocarnos con los dedos de los pies.

Esto son costumbres que perduraban en el tiempo de forma inconstante, a las que acostumbrarse. Y parecían verse las noches pasar en tropel, una tras otra y verse amanecer cosiendo mañanas con fotos del ayer. Porque por las tarde llovía y de la mano saliamos a coger caracoles y rosas rojas. Y luego la casa parecía de mentira y mamá decía que faltaban 18 días exactos para el cumpleaños de aquel sobrino lejano de la vecina del cuarto. Y nada parecía del todo verdad, ni siquiera aquellas ollas plateadas de tu cocina, y los pimientos con luces fosforitas en la ventana.

domingo, 22 de mayo de 2011

movimientos bruscos

Tú sabías que algo pasaba, porque cuando te nombraba temblaban las telarañas de la casa y una hambrienta jauría de lobos aparecía en tu puerta para pedirte las sobras. Había momentos del día en los que todo era un incordio y no parabas de gritarme por cualquier tontería. Otros en cambio parecías estar en armonía incluso con el gotelé de la pared. Las noches, desde la alfaguaras parecían más tenues, y más inquietante e inconfundible se volvía el brillo de tus ojos con el viento. Sonaban sirenas y gaviotas, y quizás algún violín desafinado, en medio de un paraje desolador de puertos, de carretera y calcetines manchados me mirabas. Yo te esperaba cada noche, cada tarde y mañana en el mismo lugar... porque desde que te marchaste las cosas cambiaron de color y me costaba algo más levantarme por las mañanas temprano.

lunes, 9 de mayo de 2011

Mariposas en el estómago


No paran ni un instante, no dejo de sentir sus alas rozando las paredes de mi epitelio estomacal y parece que quisieran causarme úlceras con esa frenética actividad. No sé que quieren de mí, ni por que moran en mi vientre. Pero ahí se pasan el día, supongo que buscando una salida o la muerte. Y ya verás, el día en que logren salir ya me voy a encargar de que estos malditos lepidópteros den con su polvito “mágico” en la tumba. Que me están volviendo loca y me han quitado hasta el apetito mientras ellas a saber donde meten sus espiritrompas para tener esa energía tan apabullante.

lunes, 2 de mayo de 2011

maretones mentales II


Basta con mirarte, para que me acuerde de todos aquellos momentos a ciegas. Basta con odiarte para que me den ganas de tirarme al suelo y patalear hasta que salgan moratones. Basta con seguirte el paso por las tardes y con olerte desde el rellano, me basta tu boca a miles de pasos haciendo muecas toscas comiendo chicles de menta o clorofila...
Nuevo documento, podría contarte lo mismo o más que al anterior, y que decirte que no sepas, que me acuerdo de soñar todas las noches con los mares de azufre que entraban por la ventana y las cortinas moviendo los sueños de bocas desamparadas...















Porque no pasa; porque suena como una canción interferida
y porque me desahuecas mi rinconcito de exilios y ausencias...

sábado, 23 de abril de 2011

sobre los entrantes y el postre


Y aunque sabía que me preguntaba sobre mi carrera y por la convivencia como mera deferencia... Auscultaba mi ser con destreza con un único propósito. Ya veía una almohada en mi vientre y un rascador profesional reposando sobre la mesa ( y eso que me comía las uñas hasta el codo)

Estaba harta de eso; de eso y de esas con las que seguía compartiendo velas y yo sin saberlo, o al menos sin la certeza de que ellas también le rascaban el pelo y le mecían suave en las noche de viento. Ojalá hubiera podido tirar el plato de pulpo por los aires, levantarme de aquella mesa, salir de aquella terraza e incendiarla con él dentro... Pero sus mejillas, el cuello de su camisa, me lo impedían. Que más quedaba que sentarme a ver pasar las olas mientras me preguntaba, mientras le contestaba. Como una ceremonía, pero sin ritos... La única costumbre era que reinarara la incertidumbre... Llega la dueña del restaurante como siempre de diez en diez minutos:

- ¿ alguna cosica más? tengo huevicas, salmoneticos...
- No, gracias, la cuenta- Y sonrisa de oreja a oreja. Me mataban sus maneras, tan seductor... Esa forma de mirar a una camarera cuarentona y llena de grasa como si quisiera lamerle el lomo hasta el éxtasis... Él era dulce hasta la diabetes y te explotaba en la boca como los peta zetas.

Acabó la noche como ya estaba escrito; entre las sábanas, gritando delirios mentales,y luego yo la almohada... Me mantuve en vigilia toda la noche, era imposible dormir en aquella cama destilando amor cosmopolita; tenía la constante sensación de que alguien entraría de un momento a otro a recoger alguna pertenecia olvidada.. Me preguntaba sobre aquellas cosas que adornaban su cueva. Todo parecía inconexo, como pedacitos arrancados de diferentes vidas sin un fin concreto; como souvenirs sexuales, recuerdos de cada conquista sin un valor determinado... Y buscaba entre aquellos objetos; pendientes cojos, bragas rotas, camisas llenas de carmín relatando tríos, cuartetos... o quizás una batalla de besos en cinco tonos diferentes de rosa.

Y buscaba.... mecheros en toda la gama de colores ( incluidos blanco roto y blanco hueso), varios cepillos de dientes, medias con mas carreras que un maserati...

Y buscaba.... muestras de perfume femenino, envoltorios de chicle sin azúcar..

Y buscaba...

¿dónde estaban todos aquellos trozos de corazón,
los que yo esparcía sobre su colección
como sal por la nieve cuando me esfumaba?















Aunque me duela, aunque lo exculpe, aunque me queme, aunque me hiera

martes, 19 de abril de 2011

Intervalos y estancias


Que hoy no tengo la necesidad, que perdí la ausencia de recuerdos.
Que me levanté con las ganas de gritar "se acabó"
Con los puños apretados y el corazón entre telarañas...
Y que el mundo me parece más pequeño porque exterminé los recuentos de besos por unidad de tiempo. Y porque la sequía se apodera de mi carne, mi alma y mis lágrimas.
Y porque los deseos y las obsesiones se aunan para conseguir propaganda...

lunes, 18 de abril de 2011

enredos


Cuando no basta con los propósitos de amor y las demostraciones de fe se requieren como rutina al igual que los rotarios en la sala de residentes R3 del clínico.
Cuando no basta ni con chupar cal viva, ni recoger mil servilletas de besos esparcidas por el suelo después de una noche recapacitando entre charcos de lascivia.
Cuando los delirios de grandeza empequeñecen como catedrales en mitad de un desierto de amapolas naranjas....




y escuece la brisa, la risa y las prisas...

martes, 1 de marzo de 2011

Millares de pisotones. Decidiste pescar sin caña, con anzuelo doble. Decidiste poner excusas de manifiesto constante y tirar a la deriva en mares llenos de pirañas trozos del corazón que me rompiste por fascículos... Y yo tan harta de coleccionar decepciones hasta la extenuación, y tu tan dócil, sereno, comiendo mollete de mantequilla con mermelada de melocotón. Yo puro ácido disolviendo tuberías y anaqueles, yo ducha de cloroformo, yo dolor de muelas y tu bastón de ciego hasta que te explico que si lo fueras de nacimiento no comprenderías ni el color rojo, ni lo que te me antojas...

lunes, 14 de febrero de 2011

Te giraste de golpe y allí estaba ella.
Con la capucha tapando su pelo, pero tan rubísima como siempre y más blanca si puede. Con sus viejas zapatillas desabrochadas,un sin fin de cordones disolviéndose al aire de media tarde.
Te miró ladeando el gesto,no pensaba mover los labios. Entró en la primera cafetería a la derecha, tú detrás y le pagaste el café con leche en taza grande, la perseguiste a su casa y hasta le ataste los cordones. No se dejo ni rozar, levitaba por la habitación cabizbaja murmurando versos suaves, rehabilitando tu alma con cada gesto, con cada mirada que te robaba, con cada suspiro regalado.

martes, 8 de febrero de 2011

Yo nunca te pedí oro, incienso o mirra, solo dinamita y alicates grandes. Jamás le recé a ninguna virgen de esas frondosas para que vinieras a rescatarme del estruendo final de aplausos cuando las bombillas se apagaban y me quedaba yo frente aquella multitud pavorosa sin ánimo de lucro. Solo empecé a huir antes de tiempo porque los quirófanos resultaron darme alergia demasiado temprano o quizás porque el olor a bata verde me recordaba demasiado a tu cueva, tus tijeras de podar pelo, a tus yemas de trueque instantáneo...

Quizás fue todo y nada; o que descansé demasiado bajo el manzano prohibido esperando ver pasar la bandada de pelicanos que tu filmabas a luz bajada en los atardeceres violentos los meses de mayo de cada año par... o quizás la cascada bajo tu ducha y el polvo mañanero mas temprano de la historia de tu cabaña; o quizás fue Morfeo y un sin fin de promesas, o esa cantidad de lunares nuevos que te han salido desde que no te los cuento; o quizás chupar miel del pucherito del labio inferior que la repostería podría admitir como amargo... o los pantalones del chandal con dos rayas blancas, o la página prohibida del periódico de los domingos, o el plato que sobraba en casa, o la estilográfica o la fregona o la cama....

jueves, 3 de febrero de 2011

Doscientas cuarenta cajas de huevos en la furgoneta. Te invite a cenar a ti y a todo un regimiento y luego tú presumías de que te sobraban huevos...
En el postre, desiertas mis medias de tus huellas de manos negras desde que descubriste que soy como una de esas cabras que se desmayan cuando se asustan, solo que a mi no me hace falta asustarme para tragar suelas... Y es que caigo al inicio de las campanadas, y caigo con golpe húmedo y delirios aunados. Y caigo tan lento que tengo tiempo de pensar en lo que haré luego...
No sabías por donde empezar, si criticarme, si estafarme o robarme objetos de esos con cero valor sentimental. Sea como fuere, el caso es que acabe sangrando por los cuatro costados con las heridas de balas perdidas que siempre me asaltaron.

martes, 25 de enero de 2011

Miedo porque va por las tuberías y se refriega por la pared

Parece que no fue tan fácil mantener la cabeza bajo el ala, obviar miradas de ojos profundos con gafas o retorcer lazos rojos con escorpiones tatuados desde la nostalgia...
Habría sido mejor y más fácil abrir los ojos en quirófano y escuchar que la planificada incisión en el ventrículo derecho no había salido tan bien, y que por la tarde hoy sus hijos salían a las cinco, que tenía prisa, que se iba, que su padre no los recogía....


Qué asco, que asco...

sábado, 22 de enero de 2011

menos cuatro grados


Se estaba acabando. Los intervalos crecientes cada vez se estrechaban más. Cada día que pasaba la longitud de los suspiros ahumados descendía un 9,3% mientras que la sombra de la libélula continuaba sin tener alas. Le dijeron que tuviera cuidado y no hizo caso, le advirtieron de la seriedad de sus actos, las repercusiones de los 18 pecados capitales que cometió... Creía que era un juego y lo mismo le daba morir, se lo tomaba a risa, desafiaba el destino, se sometía a los peligros de forma voluntaria,viviendo al límite, exprimiendo cada segundo de melancolía, removiendo la anhedonía hasta mezclarla de forma homogénea con la desidia y la frustración...

lunes, 10 de enero de 2011

Que vive con incertidumbre...


Por eso prefiere no atarse los cordones hasta el tercer tropezón y espera por segundos que el hueco del ascensor empiece a disolverse para tirar monedas y tentar a la suerte...
Por eso anoche te la encontraste en un pub de la calle pisotón junto a la avenida con nombre de señor mayor. Por eso no llama, aparece en tu casa, te deshace la cama, pregunta por el poster y luego se va y no deja ni rastro, solo la almohada llena de pintalabios.

Se masturba mientras se depila, no conoce otra filosofía de vida que no sea la del dolor y el placer de la mano, en cabalgatade pecados entregados. Se golpea siempre; o hace sin querer cuando anda por la calle ensimismada porque aunque no es torpe siempre va desganada, se deja derretir por las esquinas, se hace de querer en cuanto cae el sol porque su cara es un poema en blanco y negro y en las manos lleva una flor. Lo hace a posta, cuando llega a casa y aburrida enciende la televisión y con las manos pilladas en el sofá cama recibe palizas contundentes de parte de su sombra, de parte de su ego, de parte del tendedero y de cualquier objeto inanimado que le haga sonreir en su perímetro vital.

miércoles, 5 de enero de 2011


Pies de asfalto, huellas de queso; estoy escapando y no es inócuo confundirte dando pistas falsas de mi paradero en algún lugar de Manila, de nuevo.Tus puñales no los guardo,el último día que desayunamos aceitunas negras prometí no olvidarme de llevar una cantimplora con todos los mejunges de saliva que recogí entre tus ríos emblemáticos y los lagos que quedaban en los edredones de ikea cuando por las noches despertábamos envueltos en sudor pragmático.

Tuvimos que devolverle ojos a quinientas guitarras y la luz interior a infinidad de escobas voladoras. Tuvimos que convencer a la paloma de la paz para que abortara durante aquel agosto florido hasta los goznes de angiospermas. El mundo se había vuelto loco y nosotros manteníamos la cordura atada en tarros mezclada con miel y en algún que otro quinqué de madera que nos daba luz y fuego por las noches entre colchones con harina desparramada y fuentes de hojalata barata.

Cada tres minutos moría una cucaracha en casa, cada seis tu fragancia se expandía por el salón haciendo ochos cortantes con el sol de media noche, haciendo sinuosas maniobras hasta descansar en mi vientre, hasta soprepasar los límites de la piel y la carne....Hasta tentar tanto a la ocre suerte que un día se cansó de tus afilados colmillos y del aturrullado estigma que me imponían hasta verme morir en la orilla del río de la fustigación... Nos ofreció la cena por primera vez en doce años. Y tantos años sin probar bocado quela sopa me supo a masacre, cada rincón de mi boca hizo un poema con tu sello y puso fin a los tormentos en las noches de aquella casa.


Antes de marchar rompí la letra de la canción que no acabaste nunca, la que más se te resistió, la que noche si y mañana también sonaba entre tus labios inacabada y tenue, melodramática... Como mis urgentes acusaciones de mañana temprana, cuando aparecían hipopótomos en la puerta de casa y tu les abrías, pasaban , los alimentábamos y los dejábamos ir cuando el cartero se marchaba. Y este solo venía una vez por semana pero mil cartas llegaban para ser leídas y mordidas, luego destruidas en los estómagos de nuestros animales preferidos de compañía. Todos aquellos años nos estuvimos escondiendo de mil cosas; de la radio, las tijeras rojas, de la luna cabeza abajo, de los pólipos del jardín, de la vecina cotilla y sorda, del lechero, de todas las palabras que nos escribiamos en las ausencias, de cada sentida muestra de afecto, de cada momento juntos nos escondíamos...
Ahora solo me escondo yo. Es más fácil cubrir solo mi cabeza, que la de los dos, amor.

lunes, 3 de enero de 2011

sesgo de memoría II


Te engulle, te borra el saco de la memoria y te lo reemplaza por un artilugio que se llama ronroneador precoz. Puedo ver como mi cabeza distingue entre todos y cada uno de tus recuerdos. Puedo ver que la luna en el claro espeso ya no se mueve y que los espejos no me sirven hoy ni para cerrar un trato, siempre estoy en desacuerdo.
Hoy el cielo está tan gris, y ayer me maltraté tanto, que por pensar no sé ni que pienso en los minutos que no te veo. Y son tantos que a ver la luz del alba no llego, me incita mi mente a morir en recovecos negros, a aguantar la lluvia de hostias, infortunios y demás regueros...

sábado, 1 de enero de 2011

Pan dulce

El cartón de leche en pendiente de 15 grados exactamente con el cazo.
La presión a la que la leche robada a terneros débiles golpea el latón hace girar
el cazo y gira y gira como una peonza, todo el rato a la izquierda. Mientras la leche
se calienta aparece toda una jauría te tijeretas hambrientas. Hago con ellas lo que haría
con tu madre si por aquí apareciera. Mi subconsciente me delata, mis manos tiemblan, no
controlo la fuerza, odio los instintos básicos. Odio las reyertas a medias...

La leche está caliente y el cadaver de la tijereta me acecha, todavía no está muerta del
todo, pero como si lo estuviera, no pienso volver a pisarlas, crujen más que las mijillas
de pan en el suelo de tejo. Mis medias están rotas, ahora me doy cuenta, que poco me miro
las piernas, que poca atención me prestó al vestirme. A veces parece que he elegido al
azar prendas de un catálogo fantasma y me las he puesto del revés en una habitación a
oscuras. Da igual, la leche ya hierve, pienso de repente que me parezco a la leche, blanco
nuclear, caliente, echando humo, y con nata por encima.
Mi hermano ya esta aquí, hoy elijo la taza que más gusta, esa que tiene como dibujo
una figura de plastilina tocándose la cabeza de manera esperpéntica. Sí, esa.Mi
hermano solo quiere beber la leche en taza.

- ¿Quieres también un donut?
- No, mejor bizcocho.

El bizcocho no me salió muy allá, pero mi hermano adora todo lo que yo hago. Es la única
persona del mundo que me ve tal como soy. Tan transparente que deja pasar a la
propia luz a traves de sus ojos. A sus 26 años todavía no ha salido de casa, su inocencia es ininterrumpible, magnética,
la alegría de mi casa cuando las palas a cuestas hacen falta.
No me importa cuidarle,le adoro y no cambiaría su retraso por nada del mundo.
Creo que son todo ventajas, el es el más feliz del mundo y con solo tres palabras
suyas, yo lo mismo.