martes, 30 de noviembre de 2010

Partículas sutilísimas


La sensación de pánico, sus labios, el recorrido oblicuo desde mi barriga hasta el tope extremo que imponen mis manos.
Escribirlo solo supone un efluvio de letras y de ortografía insatisfecha cargada de frustración de la más perra; pero ya sabes, mis piernas te acechan, mis labios te buscan, mi boca te encuentra.
Ahora crece exponencialmente el ego, crecen que crecen las termitas ocultas en vasos sanguíneos dirigiendo mi vida; sometiéndome con ira a sus instintos devoradores, a su poder de yo la marioneta y tu la obra, el vicio y los caramelos entre beso y beso. Ya sabes, a los diecisiete ya me andaba sin rodeos…
















Sumergirme y dejar correr al tiempo, a la boca y al dueño; implicados al borde de la muerte...

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