domingo, 19 de junio de 2011

errores precoces


No dependía de mi, ni de las implicaciones de mi mente en asuntos corruptos. Casi sin darme cuenta empecé a meter las piernas en el fango y cuanto más me adentraba más me preocupaba por salir pero sin llegar a ver el momento de decidir regresar a la orilla. Empezaron a cobrar importancia los pequeños gestos y andar a gatas no suponía ningún esfuerzo si luego aparecías tu con excusas baratas para acallar un regimiento de mariposas en celo

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