viernes, 30 de enero de 2009

lisérgico


Y colgó. Los ojos a cuadros verde fosforito inaguantable, la mandíbula tan floja como el miembro de un caracol recién horneado, el pulso deshaciéndose en insultos contra algo o alguien, el mal de los pies inquietos era poca aspiración para la coreografía que describía la pierna izquierda en libre albedrío, las manos heladas y las venas dilatadas hasta un extremo algo peligroso. El móvil no se despegaba de su oreja, se quedó allí inmóvil acosando el redondeado y agujereado lóbulo izquierdo, ella tampoco hizo ningún esfuerzo en quitárselo, no urgía… para la próxima llamada resultaría realmente cómodo, sólo tenía que pulsar el botón verde, el resto del trabajo ya estaba hecho para siempre. Se dedicó a acariciar la arruga que siempre le salía a la falda de cuadros en el sitio desde donde la cadera saludaba al talón. Olía a comida, pero no pensaba en comer después de aquello, había un gran ladrillo en su esófago que impediría cualquier intento de intrusión, era lo justo al fin y al cabo, ni la comida merece estar tan poco tiempo de visita aunque sea sólo eso, comida.

3 comentarios:

  1. Si te molesta que llegase a tu blog o deseas que no lo visite háznelo saber, mi intención no es molestar a nadie.

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  2. ¿Crónica de una noche anunciada?

    Un fuerte abrazo desde el Otro Lado

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  3. ¿Por qué esa situación me evoca ciertos hechos reales?

    Espero que hayas dormido bien. Gran viernes. Sólo faltaba un tiroteo.

    #47

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nada estomagante