lunes, 9 de febrero de 2009

punto y aparte.



Porque 80 segundos de su sombra fueron suficientes en mi dosis mensual… mi feliz infelicidad no me corroe por ello pero quemaría la fregona que ha borrado sus huellas con semejante incomprensión. Mi cabeza asciende como un cañonazo de aire recién exprimido y vuela y se camufla entre algodones de nubes porque no quiere bajar. Hasta cuando disecciono epitelios aparece su cara como si de un mensaje subliminal se tratara, y es cuando el metabolismo de mi mano derecha se acelera por eso del vicio literario incompleto. Llaman a mi puerta una y otra vez mentalmente , no quiero abrir, hoy no llueve, hoy nadie lleva los pies mojados, no merece la pena .




Me cansé de las chiquillerías que me condenan a un estado de ánimo latente e intempestivo, me cansé de contestar con un “ se ha ido por ahí, si corres puede que le alcances”, de descolgar el teléfono, de sacudirme las mijillas del pantalón , de afilarme los colmillos cada vez que salía de casa, de las tardes sosegadas y los paseos matutinos ( de los vespertinos afortunadamente no), de agacharme a recoger aquel euro que siempre se me cae, me cansé de sentarme a dar d comer a las palomas esperando una llamada o un gesto que te delatara, me cansé de mi vaga existencia,
me cansé de las llantas plateadas y del periódico que ya no compro, y de la comisura que me prohibía pedir una cita, me cansé de mi espontaneidad y de la categoría extra… Alguien empezó a preguntarse sobre mí mientras yo cansaba a mi dieciochoañero abrigo sacándolo del armario para nada una vez y otra y otra y otra y ooootra vez. Se preguntó por qué las personas que yo conocía habían tenido ese peculiar modo de conocerme, si mi vida podía ser tan casual o si yo incitaba a la casualidad a derramarse sobre mi, no solo eso, después me lo preguntó a mi y entonces dejé de cansarme , le lancé una soga a mi cabeza para bajarla de las nubes, me la coloqué sobre los hombros y ahora todo ha cambiado, comienza mi reflexión, tantas cosas que no deseo comienzan ahora que preferiría no bajar en pijama a comprar antes que aceptarlas dócilmente, comienza la comprensión que ya no odio, en definitiva, una etapa que sé que odiaré cuando termine. Hoy he visto unas letras mayúsculas rojas que decían GAME OVER, mi juego ha terminado y creo que no empezaré una nueva partida… y no he llorado porque mis hormonas se han evaporado y ahora pululan por ahí en busca de cheques regalo y cosas de esas que yo no comprendo.

Y que lo digo AHORA y siempre, si por 80 segundos de tu sombra más tuviera que matar, mataría sin piedad, ¡vaya si juro que lo haría!











vermo vipuro viro

1 comentario:

  1. 80 segundos de sombra es algo que, desgraciadamente, puede resultar complicado de recuperar...

    ... cuando su hacedor ha partido.

    Saludos desde el Otro Lado

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nada estomagante