sábado, 9 de mayo de 2009

Aremis 100mg


Encuentras entonces un viejo juguete, al que hacia tiempo al que no le tentabas las cosquillas, y te da por explorar lo antiguo… le pones a tu juguete seudonuevo unas pilas viejas, las del mando de la televisión por ejemplo y ves que funciona tu juguete pero con baja intensidad porque las pilas están ya muy quemadas. Realmente lo que tu quieres es volver a encapricharte de ese viejo juguete olvidado, como si quisieras volver a darle cuerda para rememorar en replas la vida que compartíais juntos… compras pilas dos semanas después tratando de escurrir al máximo el tiempo, tratando de disuadir la tentativa, pero es imposible y vas a la tienda donde comprabas pilas antiguamente… la cuestecilla ya no parece costar tanto y me río solo de imaginar mi cacharrito funcionando de nuevo a ritmo de frenesí sexual… compro tres paquetes de pilas por lo menos, la dependienta comenta que su hija ya llegó de la Francia antigua. Con la ilusión más hinchada que nunca… llegas a casa y por el camino ya has abierto las pilas, las tienes preparadas, se las metes a tu ponyito y le cierra la tapa, le das a onn y esperas, deseando ver aquello que te animaba las tardes con tan solo un apretón en el botoncín de la espalda… pero nada, resulta que este juguete ya no funcionará. QUE NO NECESITABA PILAS NUEVAS, solo agonizaba con las del televisor… y NO resucitará.

3 comentarios:

  1. Es curioso, porque mientras leía las peripecias de las pilas del juguetito no podía dejar de imaginar cierto jugetito...

    ResponderEliminar
  2. Curioso es exactamente la palabra que pensaba.

    ResponderEliminar
  3. mmm...interesante reflexión, todos deberiamos tener un juguete de esos a mano de vez en cuando. Ehm, soy chico y a tenor de lo leido tu serás chica, ejem. Escribes verdaderamente bien, aunque no creo que haga falta que te lo diga.

    ResponderEliminar

nada estomagante